Carlos Hernández Correa
El viaje de conocimiento es un proceso de enseñanza que hemos aprendido de ¨los maestros¨. Se trata de una experiencia fundamental para cualquier estudiante de arte, arquitectura o diseño y para cualquier persona interesada en la creación y la innovación, no importando su disciplina. Significa un cambio en la rutina, rompe con todo lo conocido y nos abre una multiplicidad de puertas, enfrentándonos a nuevos horizontes y perspectivas de vida, que no podríamos entender, si no es a través de una experiencia tan fuerte como está.
A lo largo de toda la historia de la humanidad, los viajes le han permitido al hombre entender el mundo y producir las grandes transformaciones y mutaciones culturales, económicas y sociales. Desde Marco Polo al primer hombre en el espacio, el viaje a tenido esa mezcla de vértigo y salto al vacío, que ha constituído siempre el inicio de algo.
La construcción de nuevos mundos e imaginarios, la necesidad que tiene cualquier mente creadora de enfrentarse a lo que no le es propio, distinto y diferente, extraño y ajeno.
No en vano desde el Renacimiento a la modernidad, el viaje era una experiencia obligada para los iniciados en la creación. Desde Leonardo a Gauguin, desde Piranesi a Le Corbusier, esa aspiración constituía siempre el inicio de algo. Sabemos de estos viajes y de la importancia que tuvieron en la obra posteriormente de estos artistas o arquitectos, gracias al cuidadoso y sistemático registro en sus cuadernos de viaje, de todo lo que experimentaban y observaban durante estos recorridos. Sin sus bitácoras sería hoy en día imposible saber que vieron o visitaron, que les impresionó y como lo analizaron y entendieron.
Registrar, aprender a observar y analizar todo aquello que se visita o conoce por primera vez, se constituye en sí mismo en un trabajo, en un proyecto de aprendizaje... aprender a observar y a dibujar es una de las tareas primordiales de estos viajes.
Método de intensidad: Levántate temprano, recorre cada rincón de la ciudad que visites, no te pierdas de nada, estudia la gastronomía, la cultura, la forma de vestirse y comportarse de los que allí viven... en las noches sal a caminar, siéntate en alguna terraza de un café donde puedas observar a las personas que pasan y registra todo lo ves y sientes en tú Bitácora... estudia la tecnología y las condiciones de bienestar. Emigra o haz turismo.
Acepta el traslado de ciudad en ciudad. Estudia las nuevas situaciones... déjate llevar por la deriva.